
La felicidad no se basa solo en conseguir sonreír. ¿No? Es decir, es más como sentir, ver y oír. No solo un rollo que gira en torno a un chico, una chica y un amor desenfrenado. Incluso podría decirse que si solo fuera eso sería una mierda. La felicidad es como estar en éxtasis, como girar y girar y girar sobre ti mismo mientras ves pasar miles de imágenes, sonidos y olores.
Todo da vueltas, y está oscuro, seguramente sea de noche. Hay mujeres con los labios pintados de rojo y sombra de ojos azul, luces de neón, esos circulitos que aparecen en las fotos nocturnas mal enfocadas, humo, gente gritando como si estuviera empezando Use somebody de Kings of Leon, pasos, ruido de tacones, miles de personas levantando las manos mientras las luces parpadean, unos dientes que brillan por la luz ultravioleta de un pub, un beso, unas piezas de hielo a punto de consumirse en una bebida ya caliente, una puerta que se abre y deja ver una cara bonita, sentirse como si caminaras solo y te pusieran una banda sonora personal, dar vueltas con los brazos extendidos igual que los niños pequeños cuando llueve y no tienen paraguas. Sigues gritando y girando, la música para, las luces de neón se funden, las mujeres maquilladas se alejan con ruido en los pies, la gente baja los brazos y deja de bailar.
Abres los ojos, te molesta la luz, ya es de día. Pues esto, todo esto, también es felicidad.
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