Me equivocaría otra vez ~Fito&Fitipaldis

Se torció el camino, tú ya sabes que no puedo volver, son cosas del destino, siempre me quiere morder. El horizonte se confunde con un negro telón. No puede ser, ¿cómo decir que se acabó la función? Ha sido divertido, me equivocaría otra vez. Quisiera haber querido lo que no he sabido querer. ¿Quieres bailar conmigo? Puede que te pise los pies. No soñaré sólo porque me he quedado dormido, no voy a despertarme porque salga el sol. Ya sé llorar una vez por cada vez que río. No se restar, tu mitad a mi corazón. Puede ser que la respuesta sea no preguntarse por qué. Perderse por los bares, donde se bebe sin sed. Será más divertido cuando no me toque perder. Sigo apostando al cinco y cada dos por tres, sale seis.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Kiss me, say that you miss me.

Echar en falta lo que no tienes.
Esa frase plasmada en el título de un libro atraería a millones de lectores, en serio, sólo por el título. No tendría ni que tener el argumento en la tapa, ni una pequeña biografía del autor. Con ese título ya debería gustar, simplemente porque a todo el mundo le pasa alguna vez, bien por estúpidos o imprecisos. No sé si existe ese libro, si existe lo leeré. ¡Porque es lo cierto!




Demasiadas veces pensamos que echamos de menos cosas que no han pasado. Y tal vez no este bien definido diciendo que lo extrañas o lo echas en falta. De hecho "desear lo que no tienes" seguramente sea más acertado. Pero no, se echa de menos. Y es horrible. ¿por qué? Pues porque crees que alguna vez lo tuviste, o, si realmente lo has tenido, la sensación es incluso peor.
Y sí, hablo de ese tema, un tópico que constituye el 85% del pensamiento adolescente. El amor. Sí, esa cosa que alguna vez aparece derrepente y no se consigue borrar del todo hasta que ¡zas! reaparece de la mano de otra persona.
Creo que acierto al decir que sí que se echa de menos. ¿Quién no echaría de menos un beso todas las mañanas? Un café recien hecho encima del mesado de la cocina, un mensaje, una carta, un post-it, una canción que alguien puso ahí para ti y para nadie más, o que te recuerden cada día que eres más importante que el resto del mundo al menos para una persona. Yo sí que echo en falta eso.

Nota: Y esto es una sarta de estupideces de un miércoles por la tarde en el que he empezado a pensar muy rápido y en cosas innumerables, pero ronda mi cabeza desde hace un tiempo. (Pausa. Me he dado cuenta de cuánto se nota en esta entrada que no llego a una edad muy avanzada. Fin de la pausa.) Pero veo que el pensamiento es compartido, no debo estar tan loca.



El tema, o digamos el centro del problema al que no le encuentro explicación, es que no echas de menos una persona. Echas de menos el cariño, el calor, la atención. Supongo que por egoísmo humano. O porque no eres estúpido y decides pasar página.
Pregunta: ¿Pero de qué estan echas esas malditas páginas? ¡¿De acero?!
"Respuesta": Nadie lo sabe. Nadie sabe nada. Y tú sigues echando de menos cosas sin nombre, hasta que adopte uno.
Algún día me volverá a pasar eso, mi nostalgia tendrá nombre y me quejaré de extrañar otro tipo de cosas, pero de algo hay quejarse siempre, ¿no? Todos somos muy parecidos en el fondo.

Aunque sea muy en el fondo.




No hay comentarios:

Publicar un comentario